No me gusta la campaña de una ONG de Derechos Humanos que
utiliza la lotería navideña para hablar de la impunidad del franquismo. No me
hace ninguna gracia y algo tan serio no se puede basar en una vacía
originalidad. La imagen de una especie de personas fuera de la realidad me
molesta, porque ese discurso debería ir dirigido a los poderosos, a los
mandamases, a los que han construido un muro de silencio y contra los que no he visto una
campaña similar, con nombres y apellidos de los culpables de las atrocidades
que cometió el fascismo franquista.
Estoy seguro de que no harían ironía con una
víctima del terrorismo o de la violencia machista o de los muertos "en
caliente" en El Tarajal.
Aplaudo a los familiares que aparecen en ella, que
siguen en su lucha, que creen en todas las herramientas necesarias para
terminar con la impunidad.
La he recibido por diferentes medios y en
diferentes formatos y parece poco más que una acción publicitaria. Me parece
más publicitaria cuando esa organización no ha ido en España a un juzgado a
denunciar los crímenes de la dictadura y no quiso meterse en el tema de los
desaparecidos del franquismo hasta que la Asociación para la Recuperación de la
Memoria Histórica hizo una campaña de protesta por el silencio que guardaba la
ONG y entonces se puso las pilas.
No me gusta esa señora que se pone con un décimo
delante del televisor a ver si escucha su nombre, después de cruzarse con unos
vecinos que insinúan "pobrecilla" cuando dice que ese año le toca
justicia. No me gusta porque conozco a muchas víctimas que no han comprado un
décimo de nada, que no han esperado, que no son pasivas, que pelean y no
dependen de lo que decidan los poderosos porque ellas ya llevan la justicia
incorporada a cada uno de sus pasos y la construyen cada día.
Se va 2017 y me quedo con esta imagen de Ascensión
Mendieta. Hizo miles de kilómetros para buscar en Argentina justicia y para
poder enterrar dignamente a su padre. Y después, como se ve en este vídeo,
caminó unos cientos de metros que son un canto a la dignidad humana, de gente
que fue a mostrarle su cariño, de la mejor solidaridad con la que se construye
el verdadero progreso de los pueblos.
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