Ayer vi en un canal de tv marginal la película "Qué bello es vivir". De pronto, en una escena, cambia la voz del doblaje y me doy cuenta de que es un efecto de la censura de la dictadura franquista que consideró que podía contaminar a la sociedad española. La película sigue pasando y hay una nueva escena en la que cambian las voces porque pasó por ella la tijera intolerante del franquismo.
En una de las escenas censuradas se ve al protagonista entregando a unos vecinos una casa construida por la cooperativa de viviendas que dirige. En la siguiente escena, también censurada, un trabajador del banco le explica a su jefe, el empresario usurero que se está adueñado de la ciudad, por qué tiene que aplastar esa cooperativa de viviendas que construye casas dignas a mitad de precio de las suyas.
Esa escena le da a la película un contenido político muy fuerte; el contraste entre la cultura de la usura del capitalismo que no respeta derechos fundamentales como el de una vivienda digna y la posibilidad de dar una respuesta social que permite acceder a una buena casa a quienes el mercado deja en los márgenes. Borrarla era una forma de negar la posibilidad de que la sociedad articule otras respuestas sociales a un problema como ese. El capitalismo salvaje como único camino.
Esta es una de las escenas censuradas en España.
La película original tiene una duración de 130 minutos, pero a la versión
censurada, que se ha emitido en televisiones españolas en numerosas ocasiones, se faltan siete minutos que fueron amputados por el franquismo.