sábado, 30 de diciembre de 2017

EL DÍA QUE RAJOY LLAMÓ "RÉGIMEN NO DEMOCRÁTICO" A LA DICTADURA FASCISTA DEL GENERAL FRANCO Y OTRAS FORMAS DE NEGACIONISMO



El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, decidió hacer ayer un balance del año, para contarnos un pequeño cuento de lo que nos ha ocurrido en los últimos doce meses. En una de sus reflexiones habló de la operación de alto calado que supuso la transición española y que ahora algunos quieren poner en tele de juicio ahora.. Y dijo así:




"Fue un país capaz de salir de un régimen no democrático".Esa operación de "alto calado" ha generado tan poca cultura democrática que un presidente del Gobierno, cuarenta y dos años después de terminada formalmente la dictadura, no es capaz de enunciar las cosas por su nombre.

Mariano Rajoy utiliza esa expresión porque esta derecha sabe con bastante exactitud a quién le habla y en este caso lo hace ante una sociedad poco formada e informada de lo que fue la dictadura, que para eso las élites que han gobernado España desde esa transición de gran calado han compartido la voluntad política de esconder de los libros de texto los crímenes cometidos por el fascismo español.. Grandes productores de ignorancia han sido todos los gobiernos españoles desde la muerte del dictador Francisco Franco hasta hoy.

Si a esa sociedad con millones de personas que desconocen las violaciones de Derechos Humanos cometidas por el fascismo español se les dice "régimen no democrático", no tienen por qué pensar más allá de que el dictador Francisco Franco no permitía el ejercicio del voto. Por eso es una forma de negacionismo, porque el presidente Rajoy sí sabe que la dictadura hizo desaparecer a más de 114.226 personas civiles, que hizo de la corrupción política y económica un enorme ejercicio permanente de saqueo, que había miles de personas que se oponían a la dictadura y eran encarceladas, torturadas o condenadas a muerte, que las mujeres era legalmente casi animales domésticos, atadas con un grillete a su papel de abnegadas madres,hijas y esposas, que a las lesbianas la "ausencia de democracia" las llevaba si eran detenidas a centros psiquiátricos en los que eran sometidas a descargas eléctricas para enderezar su espíritu o que las primeras vacunas contra la poliomelitis que llegaron a España eran sólo para las familias católicas vencedoras.

Si desde ciertos ámbitos políticos alguien dijera de los atentados terroristas que son "acciones no pacíficas" sabemos que eso daría trabajo a la Audiencia Nacional, pero la derecha española hace siglos que perdió cualquier límite moral y es una máquina de depredar, engrasada durante siglos de abusos de todo tipo, al fuego lento de la inquisición, del poder absoluto, de una supuesta pureza religiosa que sólo pretendía eliminar competidores para seguir depredando.



Decir que España salió de un "régimen no democrático"es una demostración de baja cultura democrática y de que la operación de gran calado que Mariano Rajoy asocia a la transición fue precisamente que calara la ignorancia y que la democracia se convirtiera en un caladero para las élites de la dictadura que siguieron practicando la corrupción, privatizando empresas públicas con los principios de la cosa nostra y creando un sistema en el que sus intereses, su baja cultura democrática y la parcialidad en las acciones judiciales contra quien piensa de forma diferente a la suya parecieran mayoritariamente lo normal.

Otro ejemplo. A dos kilómetros del Palacio de la Moncloa, la residencia oficial de los presidentes españoles desde la muerte de Franco hasta hoy, hay una gran arco que celebra la victoria de los ejércitos de Franco, Hitler y Mussolini para imponer una dictadura. Junto a ese monumento han pasado decenas de veces todos los presidentes del Gobierno y a ninguno de ellos le ha resultado suficientemente molesto como para que ese espacio deje de celebrar la victoria del fascismo español. La permanencia de ese monumento con el significado que le dio la dictadura es otro síntoma más de la baja cultura democrática de nuestra sociedad y se trata de una baliza que nos anuncia que la operación de gran calado continúa y que quienes la llevaron a cabo con tanto éxito impune no han recogido las redes.

domingo, 24 de diciembre de 2017

MEMORIA DE UN AÑO QUE TERMINA: NI BOMBO NI AUTOBOMBO PARA LA JUSTICIA

No me gusta la campaña de una ONG de Derechos Humanos que utiliza la lotería navideña para hablar de la impunidad del franquismo. No me hace ninguna gracia y algo tan serio no se puede basar en una vacía originalidad. La imagen de una especie de personas fuera de la realidad me molesta, porque ese discurso debería ir dirigido a los poderosos, a los mandamases, a los que han construido un muro de silencio y contra los que no he visto una campaña similar, con nombres y apellidos de los culpables de las atrocidades que cometió el fascismo franquista.


Estoy seguro de que no harían ironía con una víctima del terrorismo o de la violencia machista o de los muertos "en caliente" en El Tarajal.

Aplaudo a los familiares que aparecen en ella, que siguen en su lucha, que creen en todas las herramientas necesarias para terminar con la impunidad.

La he recibido por diferentes medios y en diferentes formatos y parece poco más que una acción publicitaria. Me parece más publicitaria cuando esa organización no ha ido en España a un juzgado a denunciar los crímenes de la dictadura y no quiso meterse en el tema de los desaparecidos del franquismo hasta que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica hizo una campaña de protesta por el silencio que guardaba la ONG y entonces se puso las pilas.

No me gusta esa señora que se pone con un décimo delante del televisor a ver si escucha su nombre, después de cruzarse con unos vecinos que insinúan "pobrecilla" cuando dice que ese año le toca justicia. No me gusta porque conozco a muchas víctimas que no han comprado un décimo de nada, que no han esperado, que no son pasivas, que pelean y no dependen de lo que decidan los poderosos porque ellas ya llevan la justicia incorporada a cada uno de sus pasos y la construyen cada día.

Se va 2017 y me quedo con esta imagen de Ascensión Mendieta. Hizo miles de kilómetros para buscar en Argentina justicia y para poder enterrar dignamente a su padre. Y después, como se ve en este vídeo, caminó unos cientos de metros que son un canto a la dignidad humana, de gente que fue a mostrarle su cariño, de la mejor solidaridad con la que se construye el verdadero progreso de los pueblos.

jueves, 14 de diciembre de 2017

¿QUÉ HA HECHO FELIPE DE BORBÓN PARA MERECER ESTO?

¿QUÉ HA HECHO FELIPE DE BORBÓN PARA MERECER ESTO? 

Esta noticia no es un fake, ni una posverdad, sino el reflejo de una triste realidad. Para celebrar que hay cosas que han llegado desde la Edad Media hasta el presente, la Fabrica Nacional de Moneda quiere conmemorar el aniversario del nacimiento de Felipe de Borbón.

¿Qué ha hecho por los demás el hombre cuya cara se va a acuñar en ese círculo de plata con el escudo en colores? ¿Qué ha hecho contra los bancos que nos han robado 60.000 millones de euros?¿Qué ha hecho mientras saqueaban el país, mientras desahuciaban a miles de familias, mientras los gobiernos autonómicos de derechas obligaban a las familias con pocos recursos a pagar 3,5 euros al día por calentar un túper en un comedor escolar; cuando moría gente en incendios causados por velas en viviendas que no podían pagar luz eléctrica?¿Qué ha hecho cuando la pobreza ha generado problemas de desnutrición infantil, cuando hay centros de enseñanza que tienen listas de niños en las cafeterías escolares que reciben un bocadillo gratis, que financian profesores que se buscan la vida porque no pueden soportar que esa pueda ser la mejor alimentación que reciban algunos de sus alumnos ese día?¿Qué ha hecho cuando se hacinan las camillas en las urgencias de los hospitales y la gente vive de llegar a la sanidad pública de un país civilizado con el estrés de encontrarse en un hospital de campaña?¿Qué ha hecho para que miles de jóvenes tenga que emigrar y alejarse de sus familias que los ven partir con la incertidumbre de que encuentren una vida en otro país y nunca regresen a un lugar desde el que puedan comer de vez en cuándo en casa los domingos? ¿A cuántos funerales ha ido de victimas de la violencia machista, de obreros accidentados por la avaricia de empresarios que consintiendo o fomentando los riesgos laborales aumentan sus usureros beneficios empresariales? ¿Cuántas veces ha visitado un colegio en el que la falta de profesores de apoyo, diseñada políticamente, condena a jóvenes de familias ya excluidas a ser carne de cañón y no tener posibilidad de prosperar? ¿Cuántas veces ha acompañado a cobrar su nómina a una mujer que por el mismo trabajo cobra menos que un hombre, a una persona que por necesidad y porque hay quien se lo ofrece tiene que aceptar un trabajo sin contrato, sin protección social?¿Cuántas veces se ha acercado al miedo de un inmigrante sin papeles que tiembla sentado en el metro cuando ve entrar en el vagón a una pareja de policía? Y por todo esto y algunas cosas más ¿merece una moneda conmemorativa de 30 euros, que casualmente es más de lo que gana al día de trabajo alguien que cobra el salario mínimo interprofesional y que seguramente no trabaja ocho horas diarias, ni libra las horas que debe? Será su cumpleaños, el aniversario de cuando se puso la primera corona en la cabeza, o el cuarto centenario desde que su "linaje" no sabe lo que es el desempleo, pero no parece que haya nada que conmemorar.

martes, 5 de diciembre de 2017

TODXS TENEMOS UN CINEMA PARADISO


Mi hija expone mañana en clase la película "Cinema Paradiso", así que para que prepare la parte de la clase que tiene que dar he vuelto a verla con ella.
Todxs tenemos una caja de besos rotos, un pasado al que no queremos o no podemos volver, un momento en la vida en el que como una puñalada nos ha atravesado la consciencia de que arrastraremos ausencias terriblemente dolorosas hasta nuestro último suspiro.
Todxs tenemos un Cinema Paradiso. En mi caso eran varios pero si puedo elegir uno diría el Cine Falla, a unos pocos metros de la Plaza de Tirso de Molina de Madrid. Tenía sesiones dobles y matinales. Dos películas de lunes a jueves y dos distintas de jueves a domingo. Los miércoles y los viernes era día del espectador y por 150 pesetas (90 céntimos de euro) veías dos películas. Allí pasé decenas de mañanas, evadido de mis deberes académicos, buscando un conocimiento que no encontraba, salvo honrosas e inolvidables excepciones, entre las cuatro paredes del aula.

Veo Cinema Paradiso y me parece sorprendente cómo se relatan minuciosamente los cambios sociales y económicos de una sociedad europea sin salir de un cine. Sociología pura.
Es una película hermosa y emocionante, porque toda ella es un funeral. Un funeral a todo lo que se pierde con el paso del tiempo pero sobre todo es el funeral de un elemento que revolucionó sentimentalmente las vidas de millones de personas y que quienes no pertenecemos a ese tiempo en que podías pasar toda tu vida sin alejarte más de 50 kilómetros del lugar en el que habías nacido nos cuesta comprender.
Después de verla uno piensa en lo mal que enterramos las cosas en España. Han muerto los Cinemas Paradisos sin apenas nostalgia, sin el relato de lo que fueron y de lo que significaron. La antropóloga británica afincada en Nueva York, Jo Labanyi dirigió un proyecto de entrevistas en el levante español para recoger el relato de lo que significaban los cines en el mundo rural de la postguerra. Todo lo que le he escuchado hablar de ese proyecto es tremendamente hermoso y aleccionador.
En nuestro país han muerto esos cines como una necesidad, como una conquista de lo modernos que nos hemos vuelto en unos pocos años. Qué fácil es cambiar la superficialidad de una sociedad y qué difícil es cambiar su mentalidad.Enterramos mal las cosas importantes, quizá porque hemos estado siglos enterrando con honores a quienes no los merecían.
Por alguna razón en Italia entierran mejor lo importante en los funerales que hace el cine. Cinema Paradiso es un ejemplo, la falta de un Novecento español que relate las enormes luchas y los grandes cambios sociales que supuso la Segunda República es otro.
Al final, nuestra historia está llena de besos sociales y políticos que nos robaron, que nos arrebataron, de conquistas nunca contadas que sin un relato que certifique su existencia parecen apenas sueños. Los hombres y mujeres que besaron nuestra historia luchando contra el fascismo esperan todavía alguien que pegue y proyecte todos los negativos recortados de su enorme esfuerzo por defenderse y defendernos del fascismo. Como dice Alfredo, cuando ha quedado ciego y se inventa la película ignífuga: "El progreso siempre llega tarde". El nuestro parece que sí.