domingo, 20 de agosto de 2017

EN RECUERDO DE RAMÓN SILVA SANTÍN: MUCHA DIGNIDAD Y MUCHA MEMORIA

EN MEMORIA DE RAMÓN SILVA SANTIN
El pasado miércoles falleció Ramón Silva Santín y fue enterrado al día siguiente en la localidad berciana de Pereje, donde había nacido. 
Ramon Silva Santín fue hijo de Emilio Silva Faba, el primer desaparecido por la represión franquista identificado por una prueba del ADN. 
Con apenas 8 años, el 16 de octubre de 1936, Ramón acompañó a su padre al ayuntamiento de Villafranca del Bierzo,que entonces estaba ocupado por golpistas y pistoleros de falange. Juntos llegaron a la puerta, pero a él le negaron la entrada, anunciándole que el padre quedaba detenido. Ramón vio entrar a su padre por aquella puerta y esa fue la última vez que pudio verlo con vida. esa misma noche lo sacaron con otros catorce hombres para ser asesinados e una cuneta por ser militantes de partidos republicanos de izquierdas.
En la primavera del año 2000, Ramón recorrió los pueblos de la zona para averiguar quiénes habían sido enterrados junto a su padre en la fosa de Priaranza del Bierzo. Sus averiguaciones tuvieron que enfrentarse con un enorme muro de miedo y de silencio, pero poco a poco fueron dando furtos: Enrique González Miguel "El madrileño", Manuel Lago, César Méndez.... Sus preguntas fueron encontrando respuestas y fueron fundamentales para que el 20 de octubre de 2000 se exhumará, por primera vez de manera científica, una fosa de desaparecidos por la represión franquista.
Ramon se había ido a vivir fuera de España a finales de la década de los cincuenta. Su cuñado, Baldomero Janeiro, militar republicano exiliado en Venezuela, le facilitó las cosas para alejarse de la dictadura franquista e instalarse en Caracas. En su adolescencia habia trabajado como aprendiz en el taller mecánico del hombre que condujo el caminón que llevo a su padre y a otros catorce hombres hacia una cuneta. Y vio muchas veces pasar a uno de los asesinos, escopeta al hombro, a pocos metros de la puerta de su casa, como un ejercicio perverso y cruel de castigo psicológico para su madre, que veia crecer a sus hijos y temía que algun día también sufrieran represalias.
Dice la cancion de Ismael Serrano "Al bando vencido" que quienes vivieron aquellos terroríficos años "Se van llevando la memoria, queda en la historia una mancha un borrón". Pero Ramon hizo los deberes con su pasado. Luchó contra el olvido, para reparar una mínima parte del daño que les hicieron aquellos salvadores de España que le pisotearon la infancia. Ahora sus restos descansan a pocos centímetros de los de su madre, Modesta Santín Iglesias, y de su padre, Emilio Silva Faba, que tardón sesenta y cuatro años en encontrar una sepultura digna, en un país que recuperó la democracia pero quiso esconder las vergüenzas y los crímenes de la dictadura. 
Decía el poeta Juan Gelman que después de las dictaduras suelen llegar los organizadores del olvido. En España todo estaba programado por las élites para que los testigos de los crímenes franquistas murieran en silencio, para no contar las violaciones de Derechos Humanos de la represión franquista que jamás fueron documentadas y que sólo podían conocerse a través de su memoria. Ramón desordenó el olvido, rompió el suyo y otros silencios, y honró a sus padres hasta conseguir que sus restos descanaran juntos. 
Mucha dignidad y mucha memoria en su recuerdo. 

1 comentario:

Helena dijo...

Mi sentido pésame, Emilio. Como creo que te he dicho una vez soy sobrina de Baldomero y de Regina Janeiro, la mujer de Ramón. Lo que acabo de saber de tu tío lo engrandece. Yo también he convivido con gente que sabía perversa, como tuvo que hacer el. Un abrazo muy fuerte. Helena Villar Janeiro