domingo, 30 de julio de 2017

ME HAN DICHO QUE REGRESA LA ESPERANZA

Se vienen despertando los renglones del verso,
regresan de las ruinas de una sombra dormida,
de una niebla compleja, silenciosa y distante,
de un invierno sin charcos, sin bufandas, sin libros,
de un abrazo de escarchas que secuestraron lunas,
de un desierto sin barcos pero lleno de náufragos.

Se vienen disolviendo los tiestos de la esencia,
están naciendo selvas en bares y cocinas,
en encuentros de metro, en esquinas sin nombre,
en buzones con úlcera por devorar folletos,
y crujen las semillas con un clamor de antorcha,
hay flores que no sirven para crecer sin manos,
hay manos que no sirven para crecer sin flores.

Se vienen dibujando los bordes del camino,
de nuevo la esperanza topografía el mundo,
hay huellas de otro tiempo hundidas en el barro,
y gentes que retornan al son de ese murmullo,
y funden sus orillas, sus fronteras, sus mapas,
y remontan los ríos y las viejas acequias,
y saben que la vida se escribe a cada paso
y que los pies se ampollan sin pasear las nubes.

Se vienen escuchando monólogos que expiran,
solitarios discursos que derriban tabiques,
y prefieren ser voces de un lenguaje sin rejas,
y prefieren ser verbos de un idioma más cierto,
y recorrer las cartas, los hilos musicales,
la memoria que a veces echa un ojo al presente,
seres mudos que aprenden a olvidar su silencio,
tertulias si audiencia, conferencias sin sillas,
y el diálogo que surge de un mar inquebrantable.

Se vienen preparando desde el primer dominio,
no quieren una historia de números impares,
ni sus vanas promesas ni sus viejas consignas,
quieren casas y sueños de pequeño formato,
quieren hijos que miren sin temor al futuro,
han creído que el hombre puede ser algo nuevo,
han pensado que el hombre puede ser algo bueno,
y luchan en sus barrios, sus pequeñas parcelas,
y levantan de nuevo la mirada hacia el mundo
y ven un horizonte repoblado de huellas.
Emilio Silva

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