sábado, 28 de octubre de 2017

Juan Luis Cebrián en el mundo de las mayores amenazas a la democracia española

Escribe el ex director del diario El País y consejero delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián, que lo que ha ocurrido en Cataluña es la mayor amenaza contra la democracia desde 1978. Pero si uno lo piensa a mí se me ocurren unas cuántas amenazas que deberían ser insoportables: somos el país de la Unión Europea en el que más crece la desigualdad, eso quiere decir que hay millones de personas que cuando ejercen su derecho al voto no están decidiendo nada sobre sus vidas, millones de personas condenadas a vivir la angustia de la falta de recursos, de la fragilidad social, de la vida en la intemperie. 

Se me ocurre también que tenemos un Poder Judicial alejado terriblemente de la independencia y la justicia; hemos tenido un fiscal anticorrupción que era un abogado defensor de corruptos. Tenemos un sistema fiscal al servicio de los ricos que pueden construirse un paraíso fiscal sin tener que ir a Suiza o a Panamá. Tenemos un sistema de educación pública deteriorado por quienes tienen el proyecto político de empeorarlo y de que nunca reparta oportunidades y construya una verdadera igualdad, que va dejando atrás a los más débiles para producir y reproducir la misma estructura social. 




Tenemos una relación entre la iglesia y el Estado que ha evolucionado poco desde la Edad Media; el catolicismo recibe todos los años 11.000 millones de euros de dinero público para adoctrinar y debilitar la enseñanza pública y laica. Tenemos en el Gobierno un partido que ha robado, que ha borrado pruebas, que ha dado una amnistía a delincuentes fiscales, que utiliza la televisión pública como su gabinete de prensa, que mantiene complicidad institucional con la dictadura franquista o que habla de respeto a la legalidad siempre que no se trate de limitar sus intereses. 

Todos esos y otros más son golpes a la democracia, amenazas reales que la limitan, que la empobrecen, que la deterioran, que en algunos ámbitos la hacen inexistente. Sólo con tener un poder judicial verdaderamente democrático e independiente nos haría vivir en otro planeta, pero el sistema está diseñado a imagen y semejanza de quienes se llaman demócratas y nunca movieron un dedo para que pudieran llevar a una urna una papeleta que representara ideas distintas a las suyas.

Y podemos seguir hablando de las 114.226 personas desaparecidas por la dictadura franquista que siguen tirados en cunetas y caminos; de las empresas del IBEX 35 que utilizaron esclavos políticos para hacer fortuna y jamás los indemnizaron; de las miles de propiedades que siguen en España en manos de fascistas o de sus descendientes, de todas las personas que en los años 40, 50 y 60  sufrieron terribles abusos siendo niños por parte de religiosos católicos; y han muerto y mueren en silencio por miedo y por vergüenza; de los poliomielíticos que no pudieron acceder a una vacuna cuando ya las compraba el estado franquista, porque eran hijos de rojos; de la ruina de las instituciones con los 40.000 millones de euros que nos han robado los bancos rescatados; de todas las personas maltratadas, abusada, humilladas y explotadas por el machismo o el capitalismo sin escrúpulos.

La democracia es algo muy complejo, y está amenazada por múltiple frentes pero sobre todo por quienes ponen sus intereses de clase y su avaricia desmedida por encima de los intereses del bien común. 

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