sábado, 2 de abril de 2022

POCAS COSAS LE GUSTAN MÁS A LA DERECHA ESPAÑOLA QUE UNA "KALE BORROKA" UNIVERSITARIA

En la tarde de ayer, el ínclito superespañol Ortega Smit, trató de llegar hasta el interior de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. Había convocado un acto con un colectivo llamado 711, que pretende devolvernos a la época visigoda. El acto no fue autorizado pero lo que le interesaba al dirigente de VOX no era sentarse en una mesa de un auditorio para recitar la lista de los reyes godos; lo que le interesaba era la bronca con los estudiantes y esa la tuvo. 


Así que coincidiendo con el congreso nacional en el que el Partido Popular espera resucitarse a sí mismo, Ortega partió a buscar entuertos y tratar de conquistar un hueco en los informativos de televisión. 

A la derecha española le encantan este tipo de turbas. En unas cuantas ocasiones han utilizado las universidades para abrir un telediario y eso crea adicción. Así que Ortega (quitarle el Smith es claramente disminuirlo) se plantó a la entrada de la Facultad de Políticas, con una buena convocatoria de medios de comunicación, dispuesto a hacerle ver a este país que mientras el PP trata de salir del túnel quien se enfrenta a la "kale borroka" comunista es él/son ellos.

La respuesta de los estudiantes y del profesorado de la facultad fue contundente. Se plantaron en la puerta para dejar claro su rechazo a la extrema derecha, en defensa de los límites democráticos de la universidad y rechazando a quien quiere negar derechos, promulga los valores de la intolerancia y por tanto, daña a la democracia. 


Lo interesante de analizar es lo que provoca en la derecha española ese choque entre estudiantes de izquierdas y líderes ultra españoles. Y claramente tiene que ver con la vigencia en su imaginario de la anti España; la que no acepta a ciegas el catolicismo, la que se desprendió de las ansias imperiales, la que es capaz de fragmentar el territorio, la que deja de-generar al macho ibérico, la que pervierte la pureza de nuestra historia, la que no añora los tercios españoles, la que luchó contra el franquismo, la que no rinde pleitesía al monarca, la que no acepta el destino de sus líderes naturales por la gracia de Dios.

Así ha sido desde los tiempos de la inquisición y sigue siendo dentro de ese hermetismo secular en el que viven y se suceden las élites españolas, encantadas de su autarquía y su desprecio por la inteligencia. 

Las derechas españolas eligen bien las facultades que visitan. Necesitan un conflicto muy visible. Necesitan que los acompañen antidisturbios, con sus estandartes y armaduras medievales. Necesitan jóvenes que les griten, que les impidan, que les nieguen derechos que jamás han defendido a los que apelan únicamente en esos momentos. 


Hay una anécdota que explica muy bien lo que buscan. En las elecciones europeas de 2014 Rosa Díez planificó su primera acto de campaña en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Complutense. Quería abrir telediarios increpada por jóvenes que trataran de impedir su acto y la envistieran de víctimas de la intolerancia. Una buena bronca merece un buen espacio en los medios. Pero en aquella ocasión los grupos de estudiantes y algunos profesores llegaron a un acuerdo. Se iban a disfrazar de falangistas, toreros y monjas para recibir a la entonces líder de la extinta UPyD. +

Cuando esa noticia llegó a su equipo de campaña se reunieron para planificar una respuesta y la decisión que tomaron fue suspender el acto. Querían una bronca televisiva pero no hacer el ridículo. 







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